ACTIVIDAD 1
1. Lea atentamente las siguientes definiciones:
DEFINICIÓN DE RAZONAMIENTO
DEDUCTIVO
El razonamiento es
el proceso mental y las consecuencias de razonar (la actividad que consiste en
la organización y la estructuración de ideas para alcanzar una conclusión).
Deductivo,
por su parte, es lo que proviene de la deducción (el
método lógico que lleva desde lo universal hasta lo particular).
Se
conoce como razonamiento deductivo,
por lo tanto, a la actividad de la mente que
permite inferir necesariamente una conclusión a
partir de una serie de premisas.
Esto quiere decir que, partiendo de lo general, se llega a lo particular.
Para
comprender el concepto de razonamiento deductivo, debemos tener presentes
otros, que lo complementan, como ser los siguientes:
*
argumento: se trata de una razón o prueba que permite
efectuar la justificación o la refutación de algo, para afirmar que es
verdadero o falso. En otras palabras, es un discurso
que tiene un objetivo muy claro, y permite expresar
un razonamiento de manera oral o escrita;
*
proposición: tanto en lógica como en filosofía, es cada una
de las entidades que portan los valores de
verdad (o sea que indican en qué grado una declaración es verdadera; para la
lógica clásica bivalente, solamente se puede hablar de “verdadero” o “falso”);
*
premisa: la lógica define este concepto como cualquier
proposición que se encuentre antes de la conclusión. Cabe señalar que si el
argumento es válido, entonces el conjunto de premisas implica la conclusión,
aunque esto no hace que una proposición sea o no una premisa, sino que es su
puesto en el argumento lo que
cuenta;
*
conclusión: desde el punto de vista de la lógica, es una
proposición que se encuentra en la última parte de un argumento, después de las
premisas. Del mismo modo que la premisa, para que una proposición
reciba el rol de conclusión no importa si el
argumento es válido, sino que basta con que ésta se encuentre en último lugar;
*
axioma: se trata de una proposición que se toma como evidente,
para la cual no se exige una demostración previa;
*
reglas de inferencia: también conocidas como reglas
de transformación, son formas lógicas o funciones
que toman premisas para analizar su sintaxis y
arrojar una o más conclusiones.
Teniendo
todo lo anterior en cuenta, podemos observar la definición formal de razonamiento
deductivo: se trata de una secuencia de fórmulas bien definida, entre las
cuales se designa la última como la conclusión de todo el argumento y el resto
pueden ser axiomas o premisas, o también inferencias directas que partan de reglas
de inferencia.
Un
ejemplo de
razonamiento deductivo es el siguiente:
“Todos
los perros tienen cuatro patas / Bobby es un perro / Bobby tiene cuatro patas”.
Como
se puede apreciar, la
conclusión (“Bobby tiene cuatro patas”)
deriva
directamente
de la premisa original, que es universal (“Todos
los perros tienen cuatro patas”).
Es
importante tener en cuenta que el razonamiento deductivo puede ser válido en su
forma, pero derivar en una conclusión falsa al
partir de una premisa que no es verdadera: “Las
mujeres son siempre rubias / Oprah Winfrey es mujer
/ Oprah Winfrey es rubia”. En este caso, la deducción es lógica,
pero la premisa original es falsa, lo que lleva a una conclusión también falsa.
Suele
decirse que el razonamiento deductivo se inicia con una premisa
mayor y se complementa con una premisa
menor para arribar a la
conclusión:
Premisa
mayor: “Todos los seres humanos, en algún
momento, morirán”.
Premisa
menor: “Bruno es un ser humano”.
Conclusión:
“Bruno, en algún momento, morirá”.
Como
se puede apreciar en todos los ejemplos, el razonamiento deductivo no siempre
nos lleva a una conclusión verdadera; del mismo modo, no siempre nos ofrece información
detallada o precisa, a pesar de partir de lo
general para llegar a lo particular.
ARGUMENTACIÓN
Las argumentaciones pueden ser lógicamente correctas o incorrectas. Su
finalidad es defender frente a nuestro interlocutor la validez, la corrección o
la conveniencia de nuestra posición con respecto a tal o cual problema. Cuando
la persuasión misma es tomada como fin, sin importar la verdad o la corrección,
se habla de argumentación retórica en un sentido peyorativo.
La retórica a menudo se vale de falacias informales, que son
argumentaciones lógicamente incorrectas pero convincentes porque apelan a
instancias que impactan de modo frecuentemente eficaz en el destinatario. La
apariencia racional, la autoridad, la opinión de la mayoría o la
descalificación de la persona del interlocutor son algunos ejemplos de esas
instancias.
El discurso retórico también utiliza recursos literarios, como la
metáfora, los juegos con la musicalidad o la rareza de algunas palabras, las
adjetivaciones inusuales, las expresiones con doble sentido y los juegos con el
significado de las palabras a través de las variaciones en el tono. Además, hay
que considerar la situación desde la cual se argumenta y la presencia en ella
de una variedad de receptores que podrán interpretarla de modos diversos.
Ninguna argumentación se presenta en un diálogo abstracto, separado de toda
situación, salvo si se la piensa como un artificio teórico o como el objeto de
un análisis puramente lógico.
La argumentación siempre supone un proceso de comunicación cuyas
características varían según las cualidades de las personas y según la
situación que la configura. De este modo, el carácter del destinatario puede
incidir sobre la elección de los argumentos o sobre el modo de argumentar del
emisor.
El uso de la retórica en la argumentación no es censurable en sí mismo,
ya que la verdad o la corrección de una afirmación o un juicio necesariamente
deben contar con una fuerza de persuasión que no poseen por sí mismos. Lo
verdadero, lo justo o cualquier posición razonable requiere algunas veces,
debido a personas y situaciones peculiares, del uso de argumentos lógicamente
débiles pero retóricamente útiles para conferir un cauce propicio al conflicto
expresado en el plano verbal.
Los ciudadanos deben poder participar del debate público. Por este
motivo, disponer de herramientas para argumentar y para analizar críticamente
diversos tipos de argumentación son algunos de los objetivos de Formación Ética
y Ciudadana.
Propósito
La
siguiente actividad consiste en reconocer las diversas formas de la
argumentación. En ella se considerará especialmente el lenguaje en el que se
formulan los diferentes procedimientos argumentativos y se vinculará el proceso
de argumentación con sus emisores, con sus destinatarios y con la situación
cultural donde este proceso de comunicación se realiza. Tal ejercitación apunta
al desarrollo de la competencia argumentativa como competencia comunicativa.
Lograr que los estudiantes reconozcan tales formas de argumentación articuladas
en procesos comunicativos y que argumenten ellos mismos identificando el
proceso dentro del cual se hallan insertos son las expectativas básicas de esta
actividad.
2. Desarrollo de la actividad:
Usted
realizará, en voz alta, una lectura pausada de la historia que a continuación se
le presenta. A medida que su lectura avance, se detendrá en cada párrafo,
pregúntese, qué dice, quién lo dice, a quiénes y en qué situación. Finalmente
una vez reflexionado detenidamente sobre el mismo responda a las preguntas que
se encuentran al final.
Un
pueblo sin baile
B. es
un pueblo de provincia donde se prohibieron los bailes porque siempre
terminaban con peleas, borracheras y desorden general. La prohibición, decidida
por la Junta de vecinos y aprobada por el intendente, encontró en el Dr. A., el
médico del pueblo, un acérrimo defensor. Su voz áspera, desde la mesa del café
de la Plaza, donde solía reunirse con sus amigos, y su escritura exagerada,
desde las columnas de opinión de La voz de B., el diario del pueblo, condenaban
reiteradamente el baile. "El baile -decía- es una forma de involución.
Retrotrae a la especie a la lujuria, la embriaguez y la violencia propias de
sus estados más primitivos.
Es el
origen de todo tipo de vicios y enfermedades. El baile incita a la sensualidad,
excita los bajos instintos y provoca una irreversible degeneración. Conduce a
la pérdida del control de sí mismo, destruye el delicado equilibrio de la
personalidad y abre sus puertas a todo tipo de desórdenes biopsicofisiológicos.
El baile lleva en sí el peligro de la decadencia que nos hace descender al
nivel de las razas inferiores y sus salvajes costumbres.
El
baile, por lo tanto, es el comienzo del abandono de la vida normal y sana, que
es la que conduce a la vida recta y decente." Los parroquianos del café de
la Plaza y los lectores de La voz de B. seguían con suma atención y creciente
asentimiento tales afirmaciones. La gente del pueblo era muy respetuosa de los
títulos profesionales y del vocabulario científico.
Cuando
G., un médico joven, llegó a B., notó, al poco tiempo, la ausencia de bailes.
Se enteró de la prohibición, indagó sus razones y la juzgó desmesurada. Estimó
impertinente, asimismo, que el médico comprometiera, con su intervención, al
verdadero pensamiento científico. El apoyo de un médico a la prohibición de los
bailes con argumentos tan pomposos como desdichados y, sin embargo, aparente
mente efectivos, irritó tanto su sentido de la responsabilidad profesional como
su inteligencia. Decidió, entonces, objetar la prohibición y enfrentar al Dr.
A.
De
este modo, podría discutir sus argumentos pseudo-científicos y luchar en
defensa de la verdadera ciencia, que no es contraria a la razón y al buen
sentido. Su novedosa presencia en el café de la Plaza poco a poco se volvió
habitual. Sus notas en La Voz de B., cada vez más numerosas y polémicas.
Estratégicamente enfrentó al Dr. A. con sus armas. Citó -profusamente- a
Darwin, Claude Bernard, Spencer (autores que para una posición positivista
constituían autoridades notorias), a Octavio Bunge y a José Ingenieros (autores
clásicos pertenecientes al positivismo argentino).
La
naturaleza y la cantidad de tales citas se dirigía al médico del pueblo, como
una muestra de su artillería bibliográfica, para señalar las incoherencias en
las que aquel incurría al apoyarse en conocimientos notoriamente pobres sobre
las teorías científicas a las que recurría. El joven médico también juzgó a su
estrategia pertinente para mostrar a la Junta su erudición. Claro que G.,
habiéndose dado cuenta de que el médico no era un erudito y de que la Junta lo
era mucho menos, había inventado gran parte de sus citas.
De ese
modo, con sus propias armas, los había reducido al silencio, a no poder
contrarrestar su desbordante batería verbal. Y, por su parte, la gente del
pueblo había asistido a ese debate del que no comprendía nada pero del que
percibía ese rendido silencio final del médico y de la Junta. Eso era lo que
buscaba G. para lanzar su ataque final. Recordó entonces a la gente del pueblo,
lo saludable del movimiento y de la alegría junto con la distensión necesaria que
brindan la felicidad de los bailes y las canciones en las que se desahogan las
penas de la vida cotidiana.
La
Junta insistió en su argumento principal: los bailes siempre terminaban en
borracheras, peleas y desorden. G. preguntó si acaso desde que se prohibieran
los bailes, los desórdenes habían concluido. "¿Nadie se ha emborrachado ni
se ha peleado desde que no se baila?", preguntó. Y M., uno de los miembros
de la Junta, dijo a la gente que no se dejaran enredar con palabras. A lo que
G. contestó que lo que acababa de decir M. eran palabras, así como las
afirmaciones del Dr. A. también eran palabras y, para colmo, desvirtuadas por
la deteriorada memoria o el escaso conocimiento de un médico que tenía edad y
experiencia suficientes como para entender que serviría mejor a la profesión y
al pensamiento científico si no intervenía en cuestiones que no eran de su
directa incumbencia.
Luego
preguntó, dirigiéndose a la gente, si preferían dejarse enredar por las
palabras raquíticas que vociferaban órdenes y diagnósticos en nombre de teorías
dudosas y confusas o por aquellas palabras que mostraban claros conocimientos y
que daban razones comprensibles empleando sólo el propio entendimiento.
PREGUNTAS:
1 ¿Qué
tipo de argumento utiliza la Junta para fundamentar su prohibición del baile?
2 ¿Qué
tipo de argumentos agrega el Dr. A. para reforzar esa fundamentación?
3 ¿Qué
falacias y recursos literarios son utilizados?
4 ¿Por
qué tales argumentos persuaden a la población de B. respecto de la legitimidad
de la prohibición?
5 ¿Qué
tipo de estrategia argumentativa utiliza G.?
6 ¿En
qué se parece y en qué se diferencia de la de A.?
7 ¿considera
sólo a su interlocutor?
8 ¿qué
visiones de la ciencia entran en juego?
9 ¿Qué
opinión fundada pueden formular respecto de la intervención de la mentira en
esa estrategia?
10 ¿Cuál
les parece el argumento más contundente de G.?
11 ¿Qué
puesto ocupa dentro de su estrategia?
12 ¿Qué
argumentos no utiliza G que sí podría haber utilizado, considerando lo
anterior?
13 ¿Cuál
sería la actitud de ustedes si llegaran a B. y se enteraran de la prohibición y
de sus fundamentos?
14 ¿Cómo
fundamentarían su propia posición al respecto?
Cuando se entrega??
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