Lengua
y Literatura- 6º año
Prof.
Marisa Coria
Hola Chicos!!
Retomamos el trabajo sobre el
ABSURDO.
Objetivo:
-
Reconocer elementos
del absurdo en los relatos.
-
Analizar temas,
contenidos, utilización de recursos.
Aquí tenemos un cuento actual,
con características de un relato absurdo.
a-
Lee el siguiente
cuento:
EL ENFERMO de Manuel Guisande
Estaba destrozado, las listas de espera en la Seguridad Social
era tan largas que ya no sabía qué hacer para curar sus frecuentes dolores
estomacales, que le producían insoportables retortijones. La cita con el
especialista la tenía para dentro de tres meses y cada vez que pensaba en ello,
automáticamente comenzaba a sentirse mal; pero un día, viendo la televisión, se
dio cuenta de que en el ciclismo estaba la solución. No es que creyera que
haciendo deporte se pondría bien, y aunque así fuera, no estaba dispuesto a
hacer ninguna actividad, a realizar un esfuerzo que fuera ir más lejos que
andar al estanco a por tabaco. Cualquier tratamiento lo aceptaba, como si
tuviera que tomar 20 o 140 pastillas diarias, pero moverse, hacer ejercicio a
sus 50 años… ni de broma.
Un día a media tarde, viendo la Vuelta Ciclista a España se
percató de cómo los periodistas que retransmitían la prueba, en ocasiones,
comentaban que tal o cual corredor se acercaba al coche médico para que lo
atendieran. Cuando esto sucedía, por el televisor veía que el deportista se
agarraba a la puerta del vehículo, no pedaleaba y era llevado tranquilamente
mientras un auxiliar sanitario sacaba el cuerpo por la ventanilla y le ponía un
vendaje o le suministraba algún líquido en alguna parte del cuerpo, según fuera
el percance que hubiera tenido.
Sin pensárselo dos veces, acudió a una tienda de deportes,
compró una bicicleta de carreras y toda la equipación, incluido un aerodinámico
casco de colores con visera muy oscura, lo que le alegró enormemente. Miró en
Google y comprobó que la salida de la etapa del día siguiente era en Vilamayor
del Condado, a tan solo 80 kilómetros de donde vivía. Analizó las diferentes
rutas para llegar a la localidad y allá se fue en su turismo, vestido de
ciclista y con la bici en un anclaje sobre el techo de su R-5, que parecía de
posguerra.
Nada más llegar sabía que lo único que tenía que hacer era
localizar el coche médico, subirse a su Orbea Avant, ponerse el casco que le
cubría prácticamente todo el rostro, acudir al punto de partida y, una vez
iniciada la etapa, ir al vehículo y explicarle al doctor que tenía un fuerte
dolor estomacal. No habían pasado ni cinco minutos desde que los ciclistas se
habían puesto en marcha cuando se arrimó al turismo y consiguió agarrarse a
duras penas a la puerta. Sudoroso por el esfuerzo realizado, casi no tenía
aliento para decirles a los ocupantes que padecía intensos ardores, que no era
un dolor continuo, sino más bien esporádico, como punzadas. El facultativo
pidió a su ayudante unas pastillas y le indicó las dosis que tenía que tomar.
Tras guardarlas en el maillot, disimuladamente dejó que el coche siguiera su
ritmo, paró en un lado de la carretera, se echó en un descampado entre unos
arbustos y, ya más tranquilo, sacó el bidón con agua e ingirió los
medicamentos.
Días más tarde, en casa, las molestias habían remitido, y una
semana después desaparecido; pero al mes volvieron de nuevo, aunque con menor
intensidad. Entró nuevamente en Google, comprobó que la siguiente etapa
comenzaba en Burgos e hizo lo mismo que en Vilamayor del Condado: se acercó al
coche y explicó su dolor, a la vez que comentaba que hacía unos días le habían
dado unas medicinas pero que… El facultativo habló con su ayudante y le entregó
otras distintas advirtiéndole de que eran más fuertes. ¡Y que si eran!
Increíblemente con ese nuevo tratamiento se encontraba genial, ni un síntoma.
Dos meses sin padecer malestar alguno le pareció milagroso, por
lo que inmediatamente averiguó quién era el especialista. Se llamaba Mario
Angelo Franelli, italiano, nacido en la Toscana, con una dilatada trayectoria
profesional en el ámbito de la medicina deportiva, concretamente en el ciclismo
profesional de ruta en carretera. Averiguó también que era el médico oficial de
las carreras más importantes que se celebraban en Europa y que en muchas
ocasiones sus servicios eran solicitados también por los organizadores de otros
países, especialmente de Sudamérica.
En aquel momento decidió que el tal Mario Angelo Franelli sería
su médico de cabecera, y que si lo fue, vamos que si lo fue; durante años, sin
que nadie lo sospechara, se hacía revisiones periódicas. Para ello, lo único
que tenía que hacer era acudir a las carreras que fijaba el calendario
ciclista, buscar la etapa, presentarse con la misma indumentaria que la de
algún equipo participante y siempre con ese casco que impedía que alguien
pudiera ver que no se trataba de un jovenzuelo. De esta forma, además de a la
Vuelta Ciclista España, en ocasiones acudía al Tour o al Giro, e incluso a
pruebas que tenían lugar en otros continentes. Como le decían sus amigos:
«Estás genial, le has dado un giro a tu vida…». «¿Un Giro?, y seis o siete
también», pensaba él.
b-
Explica qué tiene de absurdo este relato y por qué.
(Ten presente el título del cuento y lo que hace el personaje
principal).
c-
¿Qué lectura tiene la palabra Giro en el texto? Explica.
d-
¿Cuál es el tema fundamental en el relato y con qué tema se contrapone
en la historia?
e-
¿Qué recurso utiliza el autor, para demostrar lo absurdo de una
situación?
f-
¿Qué cosas absurdas podemos observar hoy en la vida cotidiana,
relacionado con lo que estamos viviendo, en el mundo?
Menciona 3 ejemplos concretos.
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